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sábado, 21 de junio de 2014

61.

Qué putada.
Qué putada que todo sea por una persona.
Yo antes era esa insensible a la que le daba igual el amor, su alrededor, esa persona que estaba en pedazos por el suelo y pretendía ser dura.
Yo soy esa persona que se ríe cuando algo le duele para que nadie sepa sus puntos débiles.
Solía ser aquella que evitaba meterse en relaciones y jugar con sonrisas colgandome de ellas.
Solía.
Hasta que llegaste tú.
Por que llegaste tú.
Y ahora que todos los trozos rotos están siendo pegados, tengo miedo. Pero dios mío, tanto, tantísimo miedo, que intento no arreglarme y seguir rota por si me vuelven a romper.
Aunque sé que no lo harías.
No tú.
O eso quiero creer.
No sé si me explico, pero es que, por  tu culpa, me quedo sin palabras.
No sé cómo explicarme y la lengua se me hace un nudo, noto esas cosquillas que tanto odio recorrer mi cuerpo como si de corriente eléctrica tratase.
Me lío y deslío.
Soy un mar de dudas que se ahoga demasiadas veces en sí misma y tú eres mi salvavidas todas ellas.
Y por qué.
Me pregunto por qué.
Cómo eres capaz sin darte si quiera cuenta de lo que haces de hacer tanto y convertir algo roto en algo no tan roto.
En algo diferente.
En algo que nunca creí que volvería a ser.
Me pregunto, día a día me pregunto, cómo lo haces. Cómo lo consigues.
Cómo haces que mis miedos sean deseos y mis temores desvanezcan.
No sé.
Y no creo que llegue a saberlo jamás.
Y duele. Duele saber que los amores no son para siempre.
Y duele saber que las segundas oportunidades nunca son buenas y que tú me las das, continuamente, porque yo soy una idiota que sólo sabe como romperse.
Y caerse.
Y volver a romper esas piezas que tú, con tanto cuidado, intentas volver a poner en su sitio.
Y siempre será un misterio esa manera en la que me miras, y me besas, y me abrazas y me cuidas y me quieres.
Pero el mayor misterio, ese que jamás resolveré, será el cómo conseguiste quererme.
El cómo me quieres sabiendo lo que me pasa, mis mayores preocupaciones, mis días malos, mi mal humor.
Cómo consigues sacarme una sonrisa cuando la necesito, incluso cuando no estás a mi lado.
Cómo conseguiste fijarte en alguien tan vacía, fría y sin sentimientos para convertirme en alguien insegura por perderte.
Pero eso no me preocupa.
Por que lo que realmente me preocupa es perderte.
Perderte a ti y después, a mí.