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lunes, 5 de noviembre de 2012

25.


Un beso, un abrazo, un recuerdo. ¿Qué somos? ¿Un sueño? ¿Un recuerdo? ¿O algo más?
No lo sé, el caso, es que tú tampoco. Y me lo demostraste, lo recuerdo perfectamente, era otoño, ese día, frío, como cualquier otro, las hojas caían, el viento cantaba y el cielo lloraba. El sol, escondido entre esas pequeñas nubes, llenas de recuerdos, apenas se dejaba ver. Entonces te vi, una vez más, tan perfecto como siempre. Ojos azules, a juego con tu sonrisa. Que pronto se van los sueños ¿verdad? Es como un día de sol en pleno noviembre... tan pronto esta como tan pronto, se ha escondido. Quién me iba a decir a mí, que esto, sería un juego de niños. Un trivial de preguntas, un monopoly tratando de no caer en la cárcel y empezar de nuevo o un parchís, intentando sacar el doble para apostar. ¿Que apostamos?
Apostemos besos, caricias y recuerdos. Te apuesto a ti y tú a mí ¿Suena fácil verdad? Es fácil, son hechos, palabras, recuerdos que no nos esperamos y, ni mucho menos, nos planteamos. "Vivamos el momento" ¿Pero después? ¿Después qué pasa? ¿Quién sufre? ¿Quién recuerda? ¿Quién pone las reglas del juego? ¿Acaso esta realidad es un juego? No lo sé, tú tampoco, en realidad, nadie.
Vivimos, luego morimos. A si que, ¿que más dará lo que me pase ahora, sí en unos años lo habré olvidado? Debería darme igual, pero hasta que esos años pasen, el recuerdo permanece, se queda, duele. Más que nada. Y en este momento, tengo la garganta tan desgarrada por los gritos en silencio, cómo aquella última tarde de otoño que te vi, enfadada por que llegabas tarde, tomándome un café por que tenía demasiado frío en el cuerpo, dejándome la garganta en aquel cigarro a medio terminar, que me arrebataste para dar las últimas caladas, y enfadada, me reí con gracia. Me respondiste con un beso y yo, lo correspondí.
Nada es igual, nunca lo volverá a ser, pero tienes razón, somos sueños, material inexistente, que se preocupa en exceso por un par de juegos de críos, sin importancia. Sin futuro.

24.

Caer al vacío, no sentir. no hacer nada, simplemente, dejarte caer. Subirte a lo alto de un edificio y dejar colgar las piernas, dejar que la adrenalina corra por tu cuerpo, corra por tus venas. Que inunde cada parte de ti. ¿Nunca has sentido eso? Caer, que nada te pare, caer a un vacío constante, no ser o sentir nada. No saber que pensar, no saber que decir. Estás ahí, sí. ¿Pero que eres? Es cómo una nube. Una nube de lluvia, de carga y descarga, que en un momento esta y en el otro, no. Estás, estamos. Pero sabes que en el fondo, no eres nada, nada. Un día llegas, otro día te olvidan. Un día te recuerdan, pero otro día, simplemente... es eso, otro día. 
En el fondo, somos palabras, sentimientos, expresiones, sonrisas, lágrimas, besos, abrazos, discusiones, peleas, carcajadas. Somos una caja de sentimientos, que de un día a otro, puedo que se pierda la llave, dejándonos huecos, sin salida, perdidos, sin saber que hacer, sin dirección. Sin ningún tipo de dirección.

23.


¿Quieres ser eso? Un recuerdo que nuble pensamientos, una nube que atraviese cabezas desesperadas, en busca de un momento desaparecido, ¿Quieres serlo? Yo quiero saber cómo se siente eso de ser recordado. Me pregunto si alguna vez alguien se acuerda de mí. Tengo esa duda, ese miedo, esa idea de ser olvidada y caer en el olvido, ya ni en el recuerdo. ¿Qué soy? ¿Quién soy? Mejor dicho. No lo sé. Ni yo, ni tú, ni nadie. Recuerdos, días tristes, felices, días de lágrimas y sonrisas, de risas y reproches. Un enfado, el vapor de una taza de café o el vapor de un baño caliente en pleno enero. Un par de burbujas, que un niño sopla en su pompero nuevo y se pierden entre las hojas rojas del otoño. El primer rayo de sol de primavera, el que hace que la nieve se funda o quizás ese grupo de nubes que hace que llueva. Vivimos y morimos. No hay nada más. Somos recuerdos, las personas olvidan, a veces, recuerdan. Entonces sonríen o lloran. Realmente, quiero saber si al recordarme a mí lloran, sonríen o que es lo que de verdad sienten. Porque a veces, tengo esa sensación, ser el recuerdo de alguien, en el último hueco de su cabeza, como un baúl abandonado en el ático del abuelo o cómo la llave perdida del diario de esa adolescente. Pensamientos que fluyen entre líneas, verdades que se esconden entre mentiras, lágrimas que huyen en las sonrisas o si simplemente, soy un recuerdo que se pierde entre líneas.

22.

Imagina que volamos, que tocamos el cielo. Que nada nos preocupa, que todo es precioso. Que no hay nada ni nadie, que consiga joder algo. Imagina que volamos, los dos juntos, solos. Nuestros sueños y fantasías más remotas y escondidas. Imagina que volamos, imaginarlo, solo un segundo. No pierdes mucho ¿Sabes?. Imaginalo, despecio, sin prisas. Cierra los ojos, nos perdemos, entre los claros y las nubes, entre el sol y las estrellas. Rozamos todo, la perfección, la ilusión, los sueños. No dejes que nada lo estropeé, deja que surja, sin más, todo. Fluye, poco a poco, nos acercamos, tú a mí, después, yo a ti. Un poco más, muy poco y me rozas, sonrío, te miro. Estoy volando, a tu lado, de tu mano. Vuelvo la mirada, estás ahí a mi lado, sonrío, no es mentira, estás ahí, te veo. Te acercas, más, un poco más, a milímetros de mi, de mi cuerpo. Mi cabeza da vueltas ¿Estoy loca? ¿Lo estoy soñando? Entonces lo haces, me rozas, me coges, sonrío, te miro, entonces tú, te muerdes los labios, poco a poco, te pasas las manos por el pelo, y yo, creo que me muero. No se que hacer, me quedo quieta y no pienso. Puede que no sepa que hacer, claro, es obvio, más que obvio. Pero das un paso, pasas tus dedos por mi brazo, un escalofrío me recorre, sonrío y me besas. Toco el cielo, me lo imagino, ya estoy ahí, en el cielo, contigo. Tocando estrellas, rompiendo nubes. Haciendo deseos que no se cumplirán. 
Imagina que volamos, imagina que todo esto sucede. Imagina que todo es perfecto y sin preocupaciones, imaginalo, solo un segundo.