YayBlogger.com
BLOGGER TEMPLATES

miércoles, 10 de julio de 2013

34.-

A veces me pregunto qué habría sido de mí, sin ti. Supongo que me habría ido mejor, siempre me iba mejor. No habría tantas lágrimas, ni tanta rabia. Ni tanto odio ni ningún tipo de ira. Era yo. Solamente yo, yo y mis pensamientos, yo y mi famosa manera de perder el tiempo. Yo perdida en mi cabeza, pero era yo. Entonces, un día, llegaste tú. Tú y esa sonrisa, oh joder que sonrisa. Me perdía entre tus ojos, azules, como el cielo. Podría decir como el mar, pero ya sabes que no soy de playa. Me gustaban nuestros silencios, esos en los que no había nada, no pasaba nada, simplemente, silencio. No eran incómodos y eso también me gustaba. Me hacías sentir mejor y ese fue mi fallo, que confié en ti y después... después te fuiste. Entonces empezaron los silencios, silencios incómodos, silencios en los que sólo había sollozos ahogados, silencios aburridos, llenos de terror, recordándome todos mis miedos, temores, todo lo que de una puta vez, había conseguido olvidar. Pero fue mejor estamparme contra la realidad, otra vez. ¿Sabes por qué eran silencios? Porque mi boca no se atrevía a hablar, no gritaba, era incapaz de pedir ayuda. Se me desgarraba la garganta, igual que cada vez que te siento o cada vez que te pienso, pero oh, mis ojos no sabes como gritaban ayuda. No paraban de chillar todo lo que mi garganta desgarraba, todo lo que no podía salir, todos los demonios que había en mi interior eran reflejados por mis ojos, pero dime ¿quién se fijaría en el dolor de unos ojos si todos confíaban en mi puta sonrisa? ¿Quién? Tú lo hacías. Tú me conocías. Tú podías saber que me pasaba aún cuando rodeada de gente, yo sonreía. Tú, tú, tú... siempre tú. Te odio, joder te odio.